sábado, 17 de mayo de 2014

A partir de la dualidad vuelvo a la unidad

Estoy habitada por miles de hombres y miles de mujeres. Un coro de voces se asoma detrás de cada pensamiento. Soy miles en un sólo cuerpo y en la pareja materializada equilibro mi balanza. La pareja, los amantes, los hermanos. En mi camino de solitaria pero miles, siempre me acompañó un alma en la cual poder mirarme y de la cual poder aprender. Es que no existo solo para mí porque ¿De quién es esta sombra si no tiene reflejo? Soy si hay otro en mi vida. Sin esos reflejos significativos se me va de vista el juego. 
En ese recorrido he ido cruzándome con mis miles de mujeres, compañeras, diosas terráqueas, las hechiceras, las de los gatos, aventureras, vampiras, místicas, sabias. Con humor te dicen lo que no quieres escuchar. Se ríen de ellas mismas, de ahí nace su poder. ¡Mis diosas mujeres! Las llevo en mi sin contar distancia y en las noches todas juntas subimos a la torre a soñar.
De día me reúno con mis hombres. Esos que al cerrar los ojos me abrazan, que me invitan a deleitarme con los placeres de la tierra, lo material, la caza, desarrollando los sentidos y confiando en el intelecto. Me regalan también su humor. Mis hombres hacen juegos de palabras y buscan la sonrisa. Simples, prácticos, silenciosos e irónicos.
Con cada una y cada uno de ellos un romance, un enamoramiento, la complicidad. El glorioso momento de leerse los ojos. ¡Mis dioses y diosas! Caminan junto a mí en cada paso. Es que una vez que nos hemos cruzado y cambiado tanta información en miradas y sonrisas, en monstruos, lágrimas y abrazos ya no somos lo que eramos. Ya nos mostramos desnudos ante los espejos y ellos saben, reconocen cuando vas a acomodarte el pelo o levantar una mano. La conexión con esos seres, con esos dobles, es eterna.
En un fantástico danzar se juntan todos mis hombres y todas mis mujeres condensadas en este cuerpo que soy y en el que mas seres se abrirán a mirar, en el que sus miles de hombres y miles de mujeres se encontraran con los míos. Y ocurre esa magnífica conexión que a partir de ahí nos hace a todos hermanos, a todos amantes.

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