jueves, 27 de agosto de 2015

Comfort zone

Avanzo como puedo, lento, arrastrándome.
Mi vientre raspa contra la maleza que me resguña escupiendo verde sobre mi piel herida.
Avanzo con la cabeza confundida y un nudo en la garganta que le mete presión a mis ojos hinchándolos de lágrimas.
Avanzo sin entender, tratando de aprender, buscando ser mejor persona.
AVANZO
¿Mejor persona según quién?
AVANZO
Según mi propio juicio.
AVANZO
Ignoro las voces que se burlan y señalan mil caminos por los que CREEN que debo andar.
Soportando el peso de ese otro que me esfuerzo en comprender me hundo más en la tierra.
AVANZO
lenta, dolorida, aplastada, comiendo barro, sucia, cansada.
AVANZO
con las uñas lllenas de las esperanzas a las que en vano intento aferrarme. Se me caen los sueños, me lleno de voces que opinan sin saber.
AVANZO,
trato de saltar las depresiones que me criaron, los “no-puedo” interiorizados y hechos verdades.
AVANZO
con los ojos ciegos, a tientas… Mis manos tocan un cuerpo y miles de dedos me toman por sorpresa, me agarran los tobillos con fuerza, me gritan obsenidades, escupen sobre mis genitales expuestos al maltrato y me jalan hacia una fosa donde miles de hombres aullan y jadean dejando ver unos colmillos que se clavan demasiado profundo en mi piel para lo banal y superficial de su afecto.
Sigo avanzando, esquivando hombres, sangre, vergas erectas, manos ansiosas. Aullan sexo por las garras.
AVANZO
lento, luchando, anhelando la paz, avanzo.
Continúo arrastrándome, chorreando barro y semen de esos hombres que no paran de masturbarse y eyacular sus miserias sobre mi cara.
AVANZO
me deshago de ellos y continúo.
Débil, destruida, aplastada, avanzo.

Dos niños me ven desde un tronco en el que están descansando. Me señalan, me dan palabras de aliento, me dicen que yo puedo, que voy a lograrlo. Entre risitas psicópatas y palabras inentendibles saltan de una a otra de mis costillas. Me ofrecen ayuda y acepto. El más bajito de ellos pega su gran nariz contra la mía. Dice que estoy perdida que no sé cuál es el camino. Quieren llevarme hacia otro lado con adulaciones baratas. Me dicen que ellos saben qué es lo mejor para mi, se ríen y saltan, juegan a mi alrededor. Me ofrecen ayuda pero ninguna mano se extiende, solo PASTILLAS.

Avanzo como avanza la desconfianza: lenta pero certera.
Avanzo mientras los niños siguen preguntando si necesito ayuda y me ofrecen recetarios y drogas para entretenerme. Al principio me había concentrado en escucharlos pero cuando vi el clonazepam en sus labios decidí esquivarlos.

AVANZO

Mil ladrillos institucionales se derrumban en mi cráneo. Todos los “debería” me van apuñalando, pero no sangro: soy piedra del mar calcinada en la montaña, llena de manchones e impurezas.

AVANZO

Creida de que hay salida, de que hay vida y hay revancha.

AVANZO

como serpiente herida y autofagocitada

AVANZO

lenta, escondida, lastimada… pero sin creerme víctima.

AVANZO

gastando la fe, sintiendo la escupida del tiempo chorrear en mi cara al grito de “SOS NADA”

AVANZO

Llego al límite y lo cruzo cagada, sucia, dolorida y asustada.

Sigo arrastrándome hasta que mis pies quedan por fuera de la división imaginaria.

Me paro, respiro erguida y de pie, avanzo.
Saliendo de la zona conocida para vivir mi nueva vida.