domingo, 13 de diciembre de 2009

Renovación energética

Renovación energética,
revueltos en la cama
abrazos cálidos,
sábanas perfumadas.

Ocultamos el sol detrás de la persiana.
Dejamos que la penumbra reine la habitación,
somos dueños de la luz.
Disfrutar la comodidad
no tener que medir el tiempo
apreciar el momento
por el momento.
Arrullo suave de suspiros,
la fiaca nos gana a cada paso
se disfruta el sabor de besos limpios
y el llanto en el abrazo.
Llega la hora de despedirse
separarse del ensueño
de volver a la rutina
a reprimir los deseos.

Llega la hora de irse
mas fresco, mas limpio, mas bueno
sabiendo que no importa lo que pase afuera,
todavía hay mucho amor por dar adentro.





miércoles, 2 de diciembre de 2009

Menta

Fresca ola de dulzura
cae sobre mi
cae aquí
y miro como me lleva.

Alivia tempestad,
verde mar de levedad.

Sonrisa frágil
corta lo amargo,
empiezo a degustar
fresca ola de dulzura.

No te extingas en el mar,
déjate saborear
por los labios negros
que devoran,
fresca ola.

Miro como me lleva.

Me dejo naufragar
en mi mar de levedad.


miércoles, 11 de noviembre de 2009

Orden alfabético

Aburrimiento
Alma
Angustia
Anulada
Bronca
Cansancio
Denso
Desgaste
Enojo
Escapar
Fastidio
Gastado
Gritos
Insomnio
Oscuro
Rota
Salida
Soledad
Sucio
Tedio
Trabajo
Vacio
Verdugo
Verraquear
Yacer
Yerta
Zumbada

martes, 10 de noviembre de 2009

Las lentes son por el sol.. y para la gente que me da asco

Día Emo.
Salgo de la cama con pocas ganas de ver el mundo, pero solo entiendo que me siento así unos minutos después de cepillarme los dientes. Es en ese momento de amistad con mi reflejo ridículo (lleno de espuma rabiosa en la boca) que entiendo que en el primer instante en que cruce mi mirada con alguien voy a tener ganas de escupirle la cara. Y así decido cubrir mis ojos hinchados por el llanto de la noche anterior con unos plásticos polarizados y antiestéticos que me encontré una vez en el colectivo.
Salgo, todavía dormida, a las corridas y con el reloj corriéndome, terrible tic-tac a mis espaldas. Incapacidad de pensar. Los pies conocen el camino y me dejo llevar por ellos. Confío en que estoy cruzando la calle como corresponde y que ningún auto me va a pasar por arriba. Agradezco tener puestos los anteojos porque, con ellos y todo, el sol me quema los ojos. Siento que siguen hinchados, me duelen, me molestan. Me despierto. Así, como si nada, siento que mis pies se paran. Que dejaron de seguir el camino hacia la rutina de todos los putos días. Se paran y me miran como esperando que les de una respuesta que mi cerebro no llega a procesar, pero si mi espíritu, alma, corazón o alguna otra cosa que no es mi raciocinio y gira dentro de mi. "Hacia el oasis!!", gritan los espíritus. Ahí nomas, me encuentro esperando el colectivo. Mis pies saben bien este camino también. Saben como llegar a un refugio que me abrigue, que me esconda del sol hiriente, que me llene del bien y la tranquilidad que me fueron robadas la noche anterior.
Paro de subtes. Viajo parada. Puteo la decisión de los espíritus, puteo el reloj, puteo a mi pies, puteo al clima y ruego por una nube que le de una mano a mis lentes-bajo-presupuesto-encontrados-por-accidente. En la lucha por los asientos, salgo victoriosa y me siento. Me late la cabeza, me duele la cabeza, me duele el alma-espíritu-ser-etc. Prefería cuando no podía pensar. Ahora los momentos mas feos se me aparecen como una película y voy cambiando los finales a mi antojo. Ilusa, totalmente ilusa. Como si fuese posible cambiar el pasado, como si fuese posible cambiar a los locos. Violencia. Gritos. Agradezco los lentes. La gente a la mañana está de peor humor que yo. El colectivero toca bocina sin entender que el tipo de adelante tampoco tiene ganas de quedarse parado en el medio de la calle porque así es feliz. Bocinas, paro de subtes, gente hablando, gritando. Me duermo.
Abro los ojos con dolor. Falta poco, menos que antes. Y ya voy como una hora y media ahí arriba, sentada, durmiendo mal y con cargo de consciencia por haber abandonado la rutina. Que no me importe, que no me importe. No me importa. Ya quedan solo unas pocas personas en el 151. Me paro y no toco el timbre. El chofer me pregunta si bajo o no.. y sisisis, ya bajo. Salgo corriendo de la lata de sardinas y empiezo a caminar por la independencia. Y cuando termino de recorrer el breve tramo, me hundo en el oasis, me saco los lentes, me abrigo, me escondo, me abrazan y me vuelvo a dormir. Esta vez en paz.