sábado, 27 de septiembre de 2008

circo familiar (primera parte)

No importe cuánto grites. No importa cuánto llores. Ellos no van a mirar. Saben que estas ahi, saben que no te podes levantar. Solo se acercaran a vos para secarte las lágrimas a patadas, con rapidez pondran color a tus mejillas y pintaran una sonrisa grande y roja en tus labios. Nadie debe sospechar.

"¿Qué van a pensar los vecinos?" "No hables asi" "La ropa sucia se limpia en casa"

El inconveniente se asoma cuando nadie se hace cargo de la ropa y todos niegan sus mugres. Vamos aseguir mientiendo. Es la idea. Ese tipo roñoso que vive al lado es criticable y despreciable. Sin embargo, aqui... aqui todo es perfección.

Nuestra mamita toma pastillas para dormir (como toda señora bien que esta a la moda) y alguna vez se habra tomado un par de mas para luego terminar rezandole al diablo a gritos para que se la llevara de una vez.

Papito se esconde en la coraza del silencio y la sonrisa de la mala voluntad. Papito te tira la piedra y te rompe la mano. No le importa, no lo mide. Clava palabras como alfileres que van sembrando suavemente el veneno que le molesta cosechar.

Nuestros hijitos son inteligentes y buen mozos. Compañeros, capaces, autosuficientes.
Detestables. Criticables. Maleables.

Señores vecinos, nunca les diremos que una fuma marihuana y es el deshonor de la casa, no. Nunca les diremos que con ella no se puede vivir. Que, en realidad, la detestamos. Le tememos. Ella no calla, señores. Es un problema. Insiste en que se la tenga en cuenta.
Tampoco hablaremos de como quisimos abortar a uno de los pequeños.
Ni de las primas anorexicas, ni de los tios borrachos... no señores.
Nunca lo sabran.

Y nunca lo haran por el solo hecho de que somos una familia tipo. Una familia clase media que tapa la violencia con la tele y que apaga discuciones con kerozene.
Señores, nunca sabran de esto....

porque somos tan o mas hipocritas que cualquiera de ustedes.

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