lunes, 4 de marzo de 2013

De profetas y cuervos

Es el momento del silencio y los cuervos salieron para beber la sangre de los profetas exiliados en el olvido de ojos angustiados.
Gota uno, dos, tres y nada mas que cuervos, silencios y llamas. Llora una vez, llueve dos, tres cuervos. Uno de ellos cae en picada sobre el ojo roto del profeta. Se levanta el hombre cansado y mira hacia el cielo verde regalando suspiros.
Tus cuervos caen una vez y dos, contra mis intentos. Mis profetas, mis sueños y el futuro quedan en manos de aquellas aves carroñeras.
Sonrisa perversa, mirada oscura y todo llueve en el terror de esos labios que no besaran por milenios hasta que regresen las profecías a los campos fértiles de tu cuerpo.

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