Encerrada en habitación ajena
reprimo ganas de llorar.
La ira se apodera de mis venas,
sólo ansío mirar el mar.
La naturaleza salvaje que poseo
me lleva, nuevamente, a naufragar
en los colchones sin salida
de la pálida ciudad.
La manifestación del caos
no es algo que puedas educar.
Por miedo a ser lastimado
prefieres salir a matar.
Y aunque le tenga cariño
a tu rígida boca de metal,
por miedo a ser domesticada
prefiero salir a navegar.
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